domingo, 1 de febrero de 2009

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Al parecer la pregunta planteada presenta de antemano un sesgo en el que inmersa está obviamente la respuesta negativa. Primero porque el concepto de aprendizaje no es una cuestión trivial, esto, ya dado el hecho de que se plantean una serie de teorías al respecto y además porque presenta el calificativo de “simples” a las preguntas de reflexión.
No existe el concepto de aprendizaje si no existe un ser vivo que aprehenda la realidad, concebida ésta como una percepción individual y personal.
El aprendizaje presupone un muy complejo proceso fisiológico en el ser vivo, en este caso que nos preocupa, el ser vivo es nuestro alumno adolescente.
El aprendizaje tiene una impresión en una estructura física, en el sistema nervioso y en cada una de las células del cuerpo humano. Desde este simple punto nos percatamos de que el aprendizaje es un proceso de muy alta complejidad. Lo que aprendemos se inscribe en todo nuestro ser.
De acuerdo al Dr. Raúl Calderón (1996): "El aprendizaje parece ser una secuencia de eventos fisiológicos: el estímulo neural produce un flujo de calcio hacia adentro de la terminal axónica, el cual, a su vez, produce que el disco sináptico se curve más y la espina dendrítica crezca más gruesa. esto es seguido por un aumento en el tamaño global de las sinapsis y finalmente por el crecimiento de nuevas sinapsis y de espina dendrítica . Todo esto, en pocas palabras significa que cuando aprendemos, aumenta el tamaño de la neurona y aumenta la cantidad de contactos de una neurona para comunicarse con otra" Esto es que hay modificaciones estructurales cuando se aprende. Y las neuronas aumentan su capacidad para hacer brotar nuevas sinapsis cuando son activadas por encima de la rutina ( esto a propósito del concepto de acción que se maneja en el escrito de Vargas). Lo cual sugiere que nos confrontemos con mayor estimulación a través de experiencias de aprendizaje. Y esto se logra a través del aprendizaje situado.
Podemos entender que en respuesta a estímulos externos, que nos pueden ser proporcionados a través de la exposición a experiencias de aprendizaje, constituye la labor del “que enseña” del que “facilita” y la propia decisión de aprender, por lo que el aprendizaje no puede no ser significativo, las competencias no pueden ser una mera adquisición de una habilidad.